Las autoridades chinas se han preparado de manera absolutamente asombrosa para presentarnos los mejores Juegos Olímpicos de la historia, para los que el país ha invertido nada menos que 40 mil millones de doláres.
En contraposición con lo que China había prometido, ha decidido "limitar" el acceso a la red utilizada por los medios de comunicación extranjeros acreditados durante los Juegos Olímpicos de Pekín, y así lo indicó la semana pasada un responsable chino, lo que supone una marcha atrás en una promesa de libertad total a los medios durante los Juegos.
"Durante los Juegos Olímpicos, suministraremos un acceso a internet suficiente para los periodistas", indicó Sun Weide, portavoz del Comité Organizador de los Juegos.
Weide confirmó que los periodistas no podrán acceder a las páginas web que contienen informaciones sobre el movimiento espiritual Falun Gong, prohibido en China y que se define como un movimiento espiritual, no político; Así como otras tantas páginas de información a las que no se podrán tener acceso como Amnistía Internacional, la BBC, Liberty Times, así como diversos diarios de Hong Kong.
China no tardó en justificarse e hizo pública la defensa de la censura china a determinados sitios de Internet, que continuaría durante la cita deportiva, alegando que el gobierno chino "no autoriza la propagación de información ilegal". Así como las informaciones "prohibidas por ley que dañan los intereses nacionales"
El portavoz del comité organizador concluyó señalando que el gobierno dará la información suficiente para que los periodistas extranjeros puedan hacer su trabajo mientras se celebren los Juegos Olímpicos.
Desde Beijing, se ha lanzado un llamamiento a los medios extranjeros para que "respeten las principales leyes y regulaciones de China".
Sin embargo, en el conjunto del país, la red está sometida a un severo control. Los internautas chinos tienen acceso a una versión aligerada de la red, con webs censuradas, en especial páginas de información, de organizaciones de defensa de derechos humanos y todos los que el poder comunista considera subversivos.
Así que los miles de periodistas que visiten Pekín durante la celebración de los juegos, experimentarán la censura que los ciudadanos de China tienen que soportar día tras día sin ningún tipo de alarma global.
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