
Traducción de el articulo original: Bill Allin ‘Turning It Around: Causes and Cures for Today’s Epidemic Social Problems’Hemingway, que se quitó la vida en 1961, sabía bien la relación entre ambas cosas: tanto de personas inteligentes como de infelicidad. Vivió dos guerras mundiales, la Gran Depresión, cuatro matrimonios y un número desconocido de relaciones amorosas fallidas, nada que le ayudara a desarrollar la felicidad.
Como la cita de Hemingway estaba basada en su experiencia de vida, yo basaré la siguiente especulación en mi experiencia personal y profesional como sociólogo. No existen suficientes estudios referentes a este tema.
La sociedad occidental no está preparada para criar a niños y adultos inteligentes, de la forma en que lo hacemos sobre atletas o figuras deportivas, especialmente en los más destacados. Es cierto que algunas figuras excepcionalmente notables han sido reconocidas como Albert Einstein, también lo es que tenemos a muchas personas extremadamente inteligentes trabajando en ocupaciones consideradas digamos que en las más humildes, tal y como se podría comprobar si revisáramos la lista de los miembros de MENSA (el club de las personas más inteligentes del mundo).
Los sistemas educativos en los países cuyo principal interés está en la acumulación de riqueza, fomentar héroes de película, la guerra y el deporte, pero no en el desarrollo intelectual. Las personas súper inteligentes tienen el conocimiento pero pocos alcanzan la cúspide del status social y profesional.
Los niños se desarrollan a lo largo de cuatro corrientes: la intelectual, la física, la emocional (psicológico) y la social. En las aulas, los chicos más inteligentes tienden a quedar fuera de la mayoría de actividades que realizan el resto de los niños. Son los extraños, los “geeks (frikis)”, los excluidos sociales. En otras palabras, ellos no se desarrollan socialmente, así como puedan desarrollarse intelectual o incluso físicamente, donde pueden existir oportunidades de avanzar más.
Su desarrollo emocional, caracterizado por la habilidad a enfrentarse a situaciones de riesgo y estresantes también queda mermado comparado con el de una persona normal.
Los adultos tienden a creer que los niños inteligentes pueden lidiar con cualquier cosa porque ellos son intelectualmente superiores. Esto inevitablemente incluye situaciones donde los niños inteligentes no tienen conocimientos ni habilidades donde apoyar su experiencia. Ellos atravesarán solo estos tiempos difíciles. Los adultos no entienden que ellos necesitan ayuda y que los otros niños no quieren relacionarse con ellos porque los líderes sociales los han etiquetado de “excluidos”.
Como resultado, nosotros tenemos muchas personas altamente inteligentes, cuyo desarrollo social ha progresado mucho más despacio que el de la mayoría de las personas, y que por ello tienen problemas para hacer frente a factores de estresantes de la vida que se presentan a todo el mundo. No debería ser ninguna sorpresa que la gran mayoría de los reclusos son social y emocionalmente subdesarrollados y un porcentaje mayor que el promedio de ellos son más inteligentes que la media.
La sociedad occidental ofrece la incubadora ideal para los inadaptados sociales y personas con problemas emocionales. Cuando se trata de la felicidad, las personas socialmente inadaptadas y que tienen problemas para hacer frente emocionalmente a las exigencias de la vida no estarían entre los que cabe esperar que sean felices.
Esto puede estar cambiando en el siglo 21 a medida que los “geeks” ganan reconocimiento como personas con un gran potencial, especialmente como personas que pueden hacer su fortuna en el mundo de la alta tecnología. Los “geeks” pueden ser socialmente más aceptados que en el pasado, pero a menos que reciban más ayuda con su desarrollo social y emocional que la mayoría, están destinados a ser infelices mientras maduran en el mundo de los adultos.
Las personas con gran inteligencia, sean niños o adultos, todavía figuran como intrusos sociales en la mayoría de situaciones, incluyendo sus habilidades para ser buenos amigos y padres.
Por otra parte, tienden a ver más de la tragedia en las comunidades y los países en que viven, y en el mundo, que la persona promedio, cuya fuente principal de noticias e información se muestra en comedias de televisión. La tragedia es más fácil de encontrar que la compasión, a pesar de que la compasión probablemente exista en mayor proporción en la mayoría de las comunidades