Los pies están expuestos a sufrir mucho a lo largo de la vida, pues les damos un uso constante y, a veces, los castigamos priorizando nuestra imagen sobre nuestra salud.
Las afecciones más frecuentes son:
Pie plano: hasta los 8-12 años es lo más habitual, puesto que la mosculatura y tendones de la zona aún está eb desarrollo. Si a esa edad todavía no se ha formado el arco plantar (especie de puente que se forma en la planta de los pies), hay que acudir al podólogo.
Pie cavo: es todo lo contrario, el exceso de puente, que provoca que el pie sólo se apoye en el metatarso, el talón y un poco en el lateral. La tensión no se reparte equilibradamente por lo que los pies duelen fácilmente y el cuerpo hace rectificaciones musculares para compensar el desequilibrio.
Esto conduce a problemas de espalda, de rodillas y de cadera.
Juanetes: son la patología más habitual en el pie. Es la desviación, más o menos dolorosa, del dedo gordo hacia fuera, que provoca una protuberancia en el lateral. La causa, sobre todo, es el uso continuado de zapatos estrechos.
Callos y durezas: son una reacción de defensa de la piel, que se endurece, aumenta su volumen y se pone amarillenta ante una fricción o presión excesiva. Son muy antiestéticos, pero no es recomendable usar callicidas para eliminarlos, ya que irritan mucho la zona.
Dedos en garra o en martillo: los dedos quedan encorvados porque los tendones se acortan tras abusar de los zapatos de tacón alto. La flexión constante de las articulaciones de los dedos, además, acaba provocando callos.
Espolón: es una calcificación en el talón con inflamación del tejido. Resulta muy doloroso.
Sesamoiditis: se trata de la inflamación de unos huesecillos que hay bajo algunos dedos.
Para no tener este tipo de afecciones o prevenirlas en mayor medida nombraremos unos cuidados básicos que deberías de aplicar frecuentemente para que los pies no se resientan.
Cuidados básicos
Tanto en verano, debido al calor, como en invierno, como consecuencia del uso de zapatos cerrados, los pies sufren diversos trastornos. Para evitarlo, se recomienda:
Lavar los pies a diario y secarlos bien, sobre todo entre los dedos.
Elegir el calzado adecuado para cada situación.
Exfoliar periódicamente su piel: usar (sin excesos), la piedra pómez y, finalmente, hidratar con cremas específicas para la zona, insistiendo en los talones.
Hacer baños de contraste de agua fría y caliente cuando nos duchemos o poner los pies en remojo en agua caliente y sal.
Pasear por la arena de la playa y por la orilla del mar, mojando los pies para activar la circulación y beneficiarse así de las sales del agua marina.
Proteger las zonas del roce. En las farmacias venden productos adecuados para ello.
Objeto de deseo
Tus pies puedes ser uno de tus principales atractivos. En otras culturas, son verdadero objeto de deseo y atracción. Así sucede en China, Japón, los países árabes, India... Si puedes, tras una visita al podólogo, concédete el placer de una sesión de pedicura. Ésta incluye una puesta a punto, hidratación y masaje.
¿A qué esperas para darle un dia de relax a tus pies? También se lo merecen... y te lo agredecerán. ;)
0 Comentarios:
Publicar un comentario