El trastorno de alimentación compulsiva
Como la anorexia y la bulimia, el hambre compulsiva es una enfermedad sicosomática que se presenta, la mayoría de veces, con problemas de personalidad, en la conciencia de sí mismo, sentimientos negativos y carencia de amor propio.
Llenar el vacío y evadir sentimientos negativos (rabia, tristeza, aburrimiento) con comida es una conducta bastante común en las personas. Sin embargo en forma repetitiva puede ser un síntoma de trastornos emocionales o familiares, los que se superan con mucho diálogo y la ayuda de un especialista.
La mayoría de veces se presenta con problemas de personalidad, en la conciencia de sí mismo, sentimientos negativos y carencia de amor propio.
El problema de este tipo de trastornos es que tienen consecuencias físicas y psicológicas, relacionadas principalmente con el autoestima. A nivel físico, existe riesgo de padecer problemas en el sistema digestivo y endocrino; obesidad, diabetes, hipertensión, presión arterial alta, colesterol alto, problemas del corazón, problemas de la vesícula biliar y ciertos tipos de cáncer entre otras.
¿A quién afecta?
El trastorno de alimentación compulsiva afecta a más mujeres que hombres; ya que éstas siempre están presionadas culturamente a ser delgadas, a tener un buen control de su cuerpo y una apariencia aceptada socialmente. Mayoritariamente se produce en jóvenes de 13 a 22 años.
Los comedores compulsivos no se inducen el vómito, ni toman laxantes o diuréticos como los bulímicos. Es común que estén obsesionados por ponerse a dieta, pero la rompen al poco tiempo de empezarla. La mayoría de las personas que lo padecen son obesas, aunque también hay personas con peso normal que la sufren.
Por qué es un problema
Para las personas que lo tienen, comer en exceso no es algo que sucede sólo de vez en cuando, sino una parte constante de su vida.
La alimentación compulsiva hace muy difícil que tengas una vida normal, ya que continuamente (por ejemplo mientras te encuentras trabajando o estudiando) te encontrarás con ganas de salir a comer y a comer.
Continuamente estarás pendiente de comer, sin pararte a pensar si verdaderamente es hambre o un problema psicológico ya que en ese estado es muy difícil distinguirlos.
Cuando veas en la situación en la que te encuentras podrías sentirte deprimida/o, culpable o incluso avergonzada/o, lo que trataras de ocultar tu problema a los demás. Pero, (y a pesar de que pensemos que podemos), manejar el problema de la alimentación compulsiva por nuestra cuenta no es tarea fácil.
La psicóloga Beatriz Carrasco afirma que la compulsión a comer es el síntoma de algo más profundo. "Para comer compulsivamente tiene que haber un estado de ansiedad alto o mala regulación de las emociones con una situación personal difícil en lo afectivo, mucha sensación de no tener un lazo seguro y de no ser apreciado y valorado por seres significativos", explica.
Asimismo, es importante que no dejen sola a la persona que padece esta compulsión. "Que estén cerca afectivamente, la apoyen con sus preocupaciones y estén accesibles para ella o él", explica la psicóloga.
Para superar este problema y poder prever consecuencias peores, "es importante poder consultar un especialista, para que los familiares cercanos puedan compartir este problema con la persona que lo padece, sentirse parte de él, expresar los afectos y los sentimientos de rabia más claramente. A partir de ahí, podrán en conjunto buscar soluciones y el comedor compulsivo asumir su parte en lo que le está sucediendo", concluye.
0 Comentarios:
Publicar un comentario